Observar el ritual es sencillamente espectacular, desde la llegada del adulto, el acoso de los pollos, la regurgitación del alimento y el frenesí por pillar bocado, hasta la partida del progenitor en busca de más provisiones. Todo el proceso pasa rápido, pero son momentos de gran fuerza y, porque no decirlo, también, de gran dramatismo.
jueves, 26 de julio de 2012
Gaviota Patiamarilla
Observar el ritual es sencillamente espectacular, desde la llegada del adulto, el acoso de los pollos, la regurgitación del alimento y el frenesí por pillar bocado, hasta la partida del progenitor en busca de más provisiones. Todo el proceso pasa rápido, pero son momentos de gran fuerza y, porque no decirlo, también, de gran dramatismo.
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